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domingo, 2 de octubre de 2011

Protagonista

     Ya hace más de un mes que estoy en Canadá y no puedo evitar esa sensación que me invade cuando miro a mi alrededor. Cuando camino por esas estrechas aceras con mucho césped a ambos bordes (foto 1), cuando paso por al lado de esas maravillosas casas con amplios jardines (foto 2 y 3), cuando diviso esas largas carreras interminables (foto 4), cuando veo pasar ese autobus escolar amarillo por la ventana de mi casa (Foto 5 y 6). Esa extraña sensación que invade mi cabeza no se va. A veces me siento observado cuando voy caminando por una de esas tantas calles larguísimas que hay por estos lugares, tan observado me siento que empiezo a acelerar mis pasos y cuando escucho el viento soplar y menear las hojas de los árboles, acelero aún más si puedo mis pasos, hasta que de pronto me encuentro con una señal de stop (foto 7), me paro en seco y me digo: “Esto no es un sueño, ni siquiera una imaginación, esto es la vida real, tú nueva vida. Tú y solo tú eres el PROTAGONISTA”. Sí, me siento protagonista, protagonista de mi propia película. Todo lo que veo me evoca esa extraña sensación de que estoy en una de esas miles de película que se ruedan en Norteamérica. Que si el autobús escolar amarillo, que si las típicas casas americanas (foto 8), que si los típicos cochazos todoterrenos (foto 9), que si los típicos cruces anchos (foto 10), que si los típicos semáforos americano (foto 11) o el típico Macdonalds (foto 12 y 13), que si los típicos campos de beisbol (foto 14), que si las típicas ardillas que andan a sus anchas (foto 15), que si los típicos teléfonos (foto 16)... ¿Comprendéis ahora por qué me siento PROTAGONISTA? 



FOTO 1

 FOTO 2

FOTO 3

FOTO 4

FOTO 5

FOTO 6

FOTO 7

FOTO 8

FOTO 9

FOTO 10

FOTO 11

FOTO 12

FOTO 13

FOTO 14

FOTO 15

FOTO 16

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